jueves, 9 de julio de 2015

De vez en cuando...

Hay cosas que nunca logras olvidarte, como esos sueños que te hacían sentir la persona más dichosa del mundo. Pero también hay de esos que causaban terror y cuyas imágenes no logras olvidar. Lo mismo sucede en la vida, transcurre como un sueño del cual despiertas al dormir.
Sigo pensando que la vida es complicada, y hasta ahora me parece un poco una basura. Con los años la situación se hace más cruda y cada vez tienes más cosas que hacer, sin embargo, en ciertas cosas sigues siendo como un niño, lo que quiere decir que no pasamos por esa transición, ese rito de conversión, de niño a hombre.
Iatmul, Papúa Nueva Guinea - Rito de inicación. Foto: Framepool

Muchas veces pensamos que, el primer beso, el cambio en tu cuerpo, las fiestas, los novios y tantas cosas que se hacen durante la adolescencia, son parte de este proceso de "crecer". Pero este cambio en nuestra sociedad no sólo implica mayor libertad, sino que atribuye una gran carga a nuevas responsabilidades, que pueden hasta llegar ha ser injustas en algunas ocasiones y otras demasiado sencillas.
Esto depende en mayor medida al estrato social al que se forma parte, teniendo en cuenta que, uno no escoge, tan solo se nace allí, y es muy difícil salir de aquella corriente, como diría Durkheim al hablar del hecho social.
En este aspecto uno vive soñando aquello que no tiene y desperdiciando, lo que en cambio, sí vive. Intentamos encontrar la felicidad cuantificada en algo, siendo así que hasta el amor se convirtió en un objeto, una especie de transacción de sentimientos, que no siempre obedecen a una lógica de reciprocidad, sino que hasta llegan a ser por interés, después de todo ¿qué es el amor? ¿el matrimonio?... No es nada más que un contrato, como diría Engels, en muchos casos es una unión de dos sujetos con fines semejantes.
Ni qué decir del sexo, de ser una de las expresiones máximas del amor romántico, pasó a ser una mercancía, un "algo" de compra y venta. Lo vez en la tv, escuchas por la radio y por no darle más vueltas, hasta en cada esquina...
No sé si cada vez somos más no Kamo o si esto es lo que podemos llamar un verdadero humano... "Do Kamo" (Leenhardt, 1997).
Do Kamo - Maurice Leenhardt
Las reglas de método sociológico - Emile Durkheim
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado - Friedrich Engels