Ni aki ni allá
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sábado, 25 de diciembre de 2021
La puerta que dice "NO"
jueves, 4 de noviembre de 2021
Cartas para alguien que solía existir
Para mí, tu llegada fue como una luz que me sacó de un profundo pozo y tú ni siquiera te diste cuenta; o bueno, quizás sí, pero no sabías la verdad completa. En ese tiempo era de todo menos una persona completa, andaba por la vida a medias, buscando que alguien más cargue el resto de mi, porque me pesaba mucho y estaba realmente agotada. Entonces llegaste y le diste vuelta a mi mundo, que hasta entonces se limitaba a cuatro paredes y un par de ojos que me observaban por donde quiera que mirara, a donde quiera que fuera...
Fuiste como ese empujón que le das a lxs niñxs cuando están aprendiendo a montar bicicleta, para que luego puedan seguir solxs su camino. Claro que me caí, me caí muchísimas veces después; incluso ya sin tú estar ahí, pero ese empujón fue el que me ayudó a seguir viviendo, a hallarle sentido de nuevo a la vida, a pensar en mí primero, a saber que soy suficiente, a dejar de pensar una y otra vez en solo desaparecer.
Tu partida fue como quitarle las rueditas de aprendizaje a la bici y encontrarme de nuevo sola contra el mundo. Tenía pánico de lo que podía pasarme, no estaba acostumbrada a estar así, sola. Pensaba que de nuevo volverían los pensamientos más oscuros y que me volvería a caer en ese pozo tan hondo en el que me encontraste. Estuve ahí por un tiempo, pero después caí en otro hueco, del cual sigo escalando hasta ahora. Creo que nunca voy a dejar de escalar para recuperar mi bici y encontrar mi rumbo. Al menos ahora sé que puedo, y pude ver los desastres que deje en el camino. No me justifico de ninguna forma de ellos, pero entiendo el porqué de éstos.
Solía ser una persona muy posesiva, que me daba miedo que al salir cualquiera se enamoraría de ti y me olvidarías, que yo no era lo suficientemente buena, que yo era mala para ti, que yo... que yo... Venía con tantos miedos, tantas inseguridades, tan mal querer, que eso era lo único que sabía hacer. No comprendía lo que era la confianza, la sinceridad, los detalles sin interés, el no ser un objeto...
Puede que tú no lo creas, pero esa vez que llegué llorando a la clase de arqueología una parte de mí se había muerto, mejor dicho "algo" en mi ya no estaba más ahí. Y tú quisiste consolarme, apoyarme, al contrario de esa persona que estaba conmigo, que solo se burló sin importarle lo mucho que me dolía, no solo el cuerpo, sino el alma... Estaba rota en muchos diminutos pedazos y a ti no te importó querer ayudar a reunirlos.
Yo sé que pude no haber sido tu mejor experiencia para una primera novia, sin embargo, debes saber que yo te quise con todo mi corazón, o lo que quedaba de mi en ese entonces. Ese amor fue muy sincero, mis acciones fueron reacción de lo enferma que estaba mi alma, de todos los miedos e inseguridades que cargaba. Lamento mucho haberme comportado tan rara, burlándome a veces, comportándome como una persona arrogante y amargada. Por ese tiempo fui quedándome casi sin amigxs, y en parte sentía que también era tu culpa, estaba tan molesta que en un punto solo te tenía rabia.
Sabes, hay muchas maneras de terminar con alguien, pero la que escogiste fue muy desagradable, hasta mi hermano se burlaba de mí, y eso que yo nunca le conté nada, dijo que tú se lo dijiste en una fiesta. Eso de decir que no sabías si "seguir tu vocación", me pareció muy rebuscado y en cierto modo me hacía pensar que yo podía hacer algo al respecto, cosa que no era para nada así. Podías simplemente decir que no podías lidiar conmigo, que no te sentías bien y que ya no querías que fuéramos novios. Así me ahorrabas el sentirme tan mal por no entender completamente el porqué me terminaste. De paso, hubieras podido ser un poco más solidario y no dejar que tus amigos hablaran tan feo de mi... De por sí ya era feo estar sola, como para escucharlos hablar mal de mi en los pasillos y que Oscar haya seguido molestándome contigo hasta después de algunos cuantos años.
Con el tiempo dejaste de dolerme, te perdoné y resignifiqué lo que fuiste, por eso ya ni te tengo rabia. Hiciste lo que hiciste por algo y lo comprendo. Por muchos años he sentido la necesidad de contarte lo que me había pasado antes de que tu llegaras a mi vida, porque quizás así podrías entender un poco de la yo que conociste en ese tiempo. De verdad, estaba super mal... sufrí de violencia psicológica y sexual por casi cuatro años, no tenía casi amigos ni un grupo de contención, las peleas en mi casa eran tan constantes que a veces hasta teníamos que llamar a la policía, mi hermano me amenazaba, golpeaba, gritaba e insultaba... había dejado la música y eso me hacía sentir vacía... Realmente llegó a ti una de las peores versiones de mi misma. Por suerte en el fondo siempre he sido resiliente y he podido dar batalla, busqué apoyo psicológico y eso me ha permitido revisarme, perdonarme y perdonar. Así que si guardabas algún sentimiento de culpa que te hacía verme de manera triste, puedes dejar eso ya de lado; siempre sentía que cuando me veías tenías una mirada como de "lo siento" y de pena, que me hacía sentir mal, aun cuando yo ya no sentía nada por ti y quería seguir con mi vida.
viernes, 27 de agosto de 2021
Cartas para alguien que no existe (1)
Solía pensar que estabas en esa persona, en ese momento y en ese sentimiento, sin embargo ya no estás más. A veces, es un tormento, y otras, es calma. No puedo evitar extrañarte, extrañarte se ha vuelto un modo de vida, algo que me mueve todos los días. Es raro, verdad, que un recuerdo sea lo que te hace levantar y hacer lo que tienes que hacer diariamente. En ocasiones imagino diferentes escenarios en los que nos reencontramos, siendo ambos distintas personas, y tú me sigues queriendo, y tú te das cuenta de la falta que te he hecho todos estos años; pero sé que es una mentira a mi misma y tú no me extrañas, ni te hago falta, solo me gusta imaginar que sí.
Imaginar un mundo sin alguien como tú es complicado, es como si la comida dejara de tener sabor y de repente no tuviera ni calor ni frío. El limbo emocional en el que no quiero estar con nadie más que no seas tú y donde todo se vuelve gris. Y aún me sigo preguntando "¿por qué te extraño?", si tan solo tu imagen me estremece y siento que me vuelvo gelatina, mi corazón parece querer salir corriendo tras de ti, y yo me quedo ahí, como idiota, viendo como tú sigues con tu vida mientras yo sigo atrapada aquí, escribiendo a alguien que ya ni existe, porque tú hace buen tiempo que dejaste de ser tú.
Sé que nunca me amaste como yo te amé a ti, y siempre lo dijiste "mereces a alguien que te devuelva todo el amor que das", decías que te sentías mal por hacerme esto, pero lo hacías una y otra vez, al punto en que yo creía que una pequeña parte de ti si me quería mucho, que si estaba en algún rincón de tu corazón. De nuevo, parece que solo me mentía a mi misma, parece que inventé a un ser que no existe y me enamoré perdidamente de él.
domingo, 2 de agosto de 2020
De lo Efímero
Hace algunos años ya, ni siquiera nos imaginábamos que alguien podría volverse locx por perder un chat en whatsapp, aquella aplicación con la que siento que tengo una relación tóxica, de hecho, yo misma he perdido largos historiales más de una vez -nunca aprendo y no hago buenos respaldos, a la final, siento que hay cosas que deben irse-.
Ahora que recomiendan no salir de casa, ahora que tienes que hacerlo todo por internet y por tu celular, justamente ahora es cuando más tienes que usar esa aplicación y parece que tu vida depende de ella, ¡qué tiempos tan extraños en los que vivimos! Antes se sufría por otras cosas, como cuando tenías que cambiarte de casa y con ello tu dirección para los correos y tu número telefónico; pero eso no era tan grave, siempre podías avisar y dar los nuevos datos. También recuerdo que sufría por cosas más profundas, como mi auto realización y mi forma de ser. De esos tiempos rescato el reconocerme y saber mis límites, debilidades y fortalezas, porque tenía suficiente espacio y calma para pensar, reflexionar, cuestionarme y de re aprender.
En cambio, en estos últimos años eso se hace cada vez más difícil y de vez en cuando me torturo un poco leyendo historiales de conversaciones pasadas, añorando ese pasado que no volverá. ¡Ay internet! ¿cómo es posible que siendo tu tan vanguardista y futurista seas la perfecta máquina para evocar la nostalgia? Eso que no vas a poder volver a tocar, sentir, oler y escuchar. Eres un mecanismo cruel, porque nos das la posibilidad de ver, leer y escuchar infinidad de cosas, que parecen al alcance de nuestras manos, pero luego nos dejas abandonadxs, porque al apagar la pantalla no están más ahí, son efímeras imágenes, luces que descifra nuestro cerebro y nos dan la ilusoria idea de que lo sabemos y podemos hacer de todo. Por eso no creo que un tweet pueda cambiar el mundo, ni compartir una publicación, ni siquiera esas firmas de change.org, porque ¿de qué sirve estar tan unidos en una virtualidad, cuando somos tan lejanos estando unxs junto a otrxs?
Me parece tan cómico que antes pensaba en el internet como una herramienta para entretenerme, estudiar e informarme, ¡qué ternura!, ahora si se va por un par de horas siento que mi mundo va a colapsar, porque no puedo responder mensajes y enviar cosas que necesito. Unx entra en un círculo de ansiedad que seguramente un/x viejitx no entendería "¿por qué tanta prisa?", "pero si hablando lo puedes solucionar", "¿acaso no te dan tiempo para comer y dormir?". Y la respuesta a ello siempre será "es que no entiendes, ahora funciona así el mundo". Dentro de lo más profundo de mi ser, quisiera que fuera como en el tiempo de mis abuelxs y no tener que pasar pegada a una pantalla que me desgasta la vida, los ojos y la espalda, quisiera ser lo suficientemente fuerte para alejarme de esas telarañas de redes sociales y volver a ser esa mosca que volaba tranquila por ahí, porque a la final estar pegada me consume y de a poco va matando cosas de mi.
Lo que más me cuesta de las redes sociales, es lo vacías que pueden llegar a ser, al mismo tiempo que desgastantes. Puedo tener muchísimos mensajes sin leer ni responder, pero todos son de proyectos, trabajos, etc. Ya casi no hablo sobre me vida, o para entretenerme, de hecho los chats con amigxs a veces terminan abajo en la cola y cuando menos me doy cuenta ha pasado un mes sin que hablemos. Las relaciones se enfrían a veces, otras se quedan intactas, depende de la persona y de los momentos en los que has estado ahí. Pero en todo caso, hablar tanto y tanto, estar pendiente siempre de mil y un cosas y a la final no tener tiempo para ti, ni para compartir, te conduce a sentirte solx. He llegado al punto de no escribirle a nadie aunque me sienta terrible, porque no me siento bien de preocupar a alguien más o de siempre estar pidiendo ayuda. Creo que eso deviene de mi historial de dependencia con las personas y mi plan de desapegarme para no sufrir actual, sin embargo, hay personas a las que siempre quiero escribirles, siempre quiero contarles y estar en contacto, aunque no tenga casi tiempo. Lo doloroso es que, esas personas no sienten lo mismo, no responden, o lo hacen como quien se libra de algo y simplemente ni siquiera abren el mensaje -gracias a eso deshabilité la opción de ver cuando alguien lee mis mensajes en whatsapp-. Ya estaba cansada y harta de esperar las respuestas de las personas o de saber saber si siquiera se tomaron la molestia de leerme, luego entendí que no es una obligación que alguien te conteste, no es como si firmaran un contrato de exclusividad el momento que te dan su número o se agregan, de todas formas, ya me gustó esa opción así que la dejo.
Sueño con un día poder alejarme de todas esas cosas que me enferman y me entristecen, poder sentirme más libre de no llevar el celular o no tener internet, de no tener que estar revisando notificaciones, ni sufrir por no haber logrado contestar una llamada. Poder dedicarme tiempo a mi, a mi familia, mis amigos. Si algo quiero en mi futuro es poder tener una vida tranquila, claro que con trabajo y cosas a las que responder, pero sin esa presión de sentirme encerrada en redes, de sentir ansiedad cuando veo la publicación de alguien, sentirme frustrada, triste o hasta inclusive ser arrogante... el internet ha sacado muchas cosas feas de todxs...
viernes, 25 de enero de 2019
La gente cambia
Pero el ir recogiendo cada pétalo de recuerdo, cada lágrima y sonrisa, me llevo a encontrar el camino de vuelta a mí misma. Y en el desierto empezaron a florecer plantas de las más diversas, y volví a tener colores, sabores y fragancias más variadas que antes, empecé a amarme, a sembrar mi propio campo y a cuidarme para no dejarme marchitar.
Antes pensaba que el amor era solo el que tenías con tu pareja, que el quererse a una misma era implícito y que ese otrx te iba a ayudar a reforzar ese amor... puras mentiras, luego de vivir y sobrevivir, te das cuenta que el amor construye y destruye, y que no debes esperar de nadie que cuide de ti o te de un motivo para vivir, porque ese está en ti misma.
También aprendí otro par de cosas, de aquí y de allá... como que el tiempo es la mejor cura para aquello que piensas que te va a atormentar por siempre y que nunca, nunca estás sola, siempre hay alguien en este enorme mundo y depende de una misma el escoger el camino por el cual se va a seguir encontrando con nuevas personas.
Att: psicóloga de chifa
jueves, 9 de julio de 2015
De vez en cuando...
Sigo pensando que la vida es complicada, y hasta ahora me parece un poco una basura. Con los años la situación se hace más cruda y cada vez tienes más cosas que hacer, sin embargo, en ciertas cosas sigues siendo como un niño, lo que quiere decir que no pasamos por esa transición, ese rito de conversión, de niño a hombre.
Muchas veces pensamos que, el primer beso, el cambio en tu cuerpo, las fiestas, los novios y tantas cosas que se hacen durante la adolescencia, son parte de este proceso de "crecer". Pero este cambio en nuestra sociedad no sólo implica mayor libertad, sino que atribuye una gran carga a nuevas responsabilidades, que pueden hasta llegar ha ser injustas en algunas ocasiones y otras demasiado sencillas.
Esto depende en mayor medida al estrato social al que se forma parte, teniendo en cuenta que, uno no escoge, tan solo se nace allí, y es muy difícil salir de aquella corriente, como diría Durkheim al hablar del hecho social.
En este aspecto uno vive soñando aquello que no tiene y desperdiciando, lo que en cambio, sí vive. Intentamos encontrar la felicidad cuantificada en algo, siendo así que hasta el amor se convirtió en un objeto, una especie de transacción de sentimientos, que no siempre obedecen a una lógica de reciprocidad, sino que hasta llegan a ser por interés, después de todo ¿qué es el amor? ¿el matrimonio?... No es nada más que un contrato, como diría Engels, en muchos casos es una unión de dos sujetos con fines semejantes.
Ni qué decir del sexo, de ser una de las expresiones máximas del amor romántico, pasó a ser una mercancía, un "algo" de compra y venta. Lo vez en la tv, escuchas por la radio y por no darle más vueltas, hasta en cada esquina...
No sé si cada vez somos más no Kamo o si esto es lo que podemos llamar un verdadero humano... "Do Kamo" (Leenhardt, 1997).
Do Kamo - Maurice Leenhardt
Las reglas de método sociológico - Emile Durkheim
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado - Friedrich Engels